Si bien la celebración fue ayer 25, los emblemas no tienen un dÃa determinado para cumplir años, y don Cipriano es un emblema en una sociedad del  pueblo que tiene su misma edad. Haber superado  la centena de almanaques en la colección de la vida es un privilegio que muy pocos pueden darse y, además, en las condiciones que este caballero lo hace. El despertar de cada mañana es un motivo más para descubrir «con qué se sorprenderá hoy». Porque no es un hombre inactivo que únicamente se dedica a «cumplir años»; es un inquieto «niño centenario» que siempre tiene una sonrisa o una palabra de amistad para regalarnos a cada paso de su existencia. Su dinamismo es  un contagio para quienes aspiramos llegar lo más lejos posible en cuanto a años por vivir. Su simpleza le da a su sabidurÃa un toque de invulnerabilidad ante cualquier embate de soberbia (palabra que no figura en su diccionario). Nuestro querido vecino ha cumplido 103, y por lo visto tiene previsto seguir sumando. Ojalá que sean muchos más, porque personas de éste calibre son necesarias para que veamos en él un ejemplo de cómo se debe actuar en la vida para ser reconocido como un auténtico SEÑOR: ¡FELICIDADES, DON CIPRIANO…! De todo corazón.