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(AUDIO NOTA EN LEER MÁS) Tranquilo, con su sombrero de vaquero, Miguel Ángel Angeleri les pasa el cepillo a la ternera y el ternero para que estén mansos y relucientes a la hora de salir a la pista del Mundial Braford. A sus 72, el hombre disfruta cada momento sabiendo que esto es lo que siempre buscó.

Desde muy chico estuvo vinculado con la ganadería porque su padre tenía una consignataria de hacienda. Ese fue su primer trabajo, pero desde entonces su recorrido fue siempre corriente arriba. De estar en la compra-venta pasaron a la producción de carne en el año 1990, cuando decidieron comprar un campo en la localidad de Hernando, en plena zona manisera del centro cordobés.

Allí, al son de las tendencias, armaron un feedlot en el que transformaban en carne los granos que ellos mismos producían. Y finalmente hace 8 años, a sus 64, Angeleri decidió cerrar ese negocio y tirarse de cabeza a lo que siempre tuvo entre ceja y ceja: la genética.

“Realmente siempre fue mi sueño tener una cabaña. Hubiese querido antes pero no pude, había otras prioridades”, cuenta en diálogo con Clarín Rural, con visible entusiasmo por estar participando en una cita de relevancia internacional como el 8° Mundial Braford, en la Sociedad Rural de Corrientes.

Para arrancar con la cabaña La Montonera, Angeleri compró animales Polled Hereford y los fue convirtiendo en Braford tres octavos. Se capacitó, armó equipo y hoy utiliza todas las técnicas más modernas de mejoramiento genético para estar a la altura de un mercado que demanda lo mejor: inseminación artificial, fecundación in vitro, trasplante embrionario y análisis genómico para que sus animales puedan ser seguidos a nivel mundial con datos concretos.

Produce alrededor de 35 toros y 35 hembras por año y a fines de julio va a hacer su primer remate en la cabaña, tras varios años de vender sus reproductores de forma directa.

“Llego del Mundial y me pongo a trabajar a full para eso. Estoy un poco nervioso porque es la primera vez. Ya tengo clientes desde hace seis años que me siguen comprando, pero hacer un remate me organiza mucho mejor, me preparo todo el año para ese remate y ya está”, explica.

Angeleri cuenta que toda su hacienda es mocha natural, con buena pigmentación, mucha mansedumbre, mucha precocidad y un frame moderado. “Es lo que siempre busqué y gracias a Dios lo estoy logrando. Que los terneros lleguen en menor tiempo y tengan un buen destete a los seis meses con 230-240 kilos con vacas generales. Igual todos los días se puede seguir mejorando”, dice.

Respecto al negocio de la genética bovina, el cabañero afirma que a pesar de ser un rubro pujante y de tener muy buenas perspectivas a futuro, los números le cierran pero “ahí nomás”, porque la inversión es constante. “Acá hay mucha pasión. El corazón lo tengo con la ganadería y con los Braford. Es una hermosura la calidad de la hacienda que hay acá, realmente hay un nivel muy parejo, estamos muy orgullosos de lo que se ha logrado en la raza. Tenemos un desafío y no nos entregamos hasta lograrlo, año a año vamos creciendo, creo que tenemos el mejor Braford del mundo, vinieron especialistas de cinco países y lo reconocieron”, concluye.