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Desde la Asociación Gorriones de Medio Vuelo y junto a la Municipalidad de Hernando se ha organizado la reproducción del documental «Down para Arriba» con la posterior charla de su director y productor,el señor Gustavo Garzón.
Este evento será en el Cine Teatro Premier con entrada Libre y Gratuita este jueves 22 de Agosto a partir de las 20:30hs.

Sinopsis:
En la Ciudad de Buenos Aires, barrio de Palermo. Los alumnos de la escuela de Juan Laso, llegan a su clase de teatro. El grupo, “Sin drama de Down” funciona desde el año 2008 y está integrado en su totalidad por personas con síndrome de Down con edades que oscilan entre los veinticinco y cincuenta años. La evolución mental de una persona con síndrome de Down suele detenerse alrededor de los cinco años de un niño que no lo tiene. Sin embargo su cuerpo evoluciona casi a la par de una persona convencional. Una persona adulta con síndrome de Down es, entonces, una persona con cuerpo de adulto y mente de niño.

El objetivo de Juan es preparar a sus alumnos de actuación, todos ellos adultos con Síndrome de Down, para que puedan llegar a desenvolverse profesionalmente. Es por eso que todos toman la actividad con seriedad y compromiso.

La voz en off de Gustavo, con toda la subjetividad de su mirada, es la guía que organiza el documental. Es desde su punto de vista, de padre de dos alumnos del taller y de actor, que se cuenta la historia.

El desafío del grupo, en ésta oportunidad, consiste en filmar una película de ficción, un cortometraje de unos 20 minutos de duración, cuyo guion salga de las mismas temáticas y conflictos que se plantean dentro del grupo.

Para conseguir su objetivo, Juan debe superar la gran dificultad que implica introducir a las personas con discapacidad mental en el mundo simbólico de la actuación. Organizarlos alrededor de un relato coherente y atractivo del que también, y en parte, son autores. La tarea no es nada sencilla. Porque si bien hay alumnos como Pablo y Delfi, que son muy virtuosos y comprenden y actúan rápidamente las consignas con gracia y ternura, hay otros, como Ceci y Mariano, a los que comprender y expresar, les cuesta muchísimo. Juan debe trabajar muy duro con los más rebeldes o aislados. Debe encontrarles un lugar a todos los actores de su película.

Las clases, con modalidad de ensayo, tienen lugar en la sala de teatro y comienzan con rondas de conversación similares a una terapia de grupo. Allí, con su particular manera de expresarse, ellos cuentan que sienten y que les pasa en la vida. Sus preocupaciones, sus sueños y temores. Juan encuentra en esos encuentros el tono justo para vincularse con ellos.

Con las temáticas que ahí surgen se van construyendo las improvisaciones que darán vida y sentido a la película. En una de esas charlas los alumnos espontáneamente comienzan a hablar del mismo síndrome que padecen. Juan se sorprende y entusiasma con el grado de conciencia que muestran tener de su propia discapacidad y decide que la película, entre otras cosas, trate de personas con Síndrome de Down hablando del Síndrome de Down.

El objetivo de Juan es filmar la película con cierta urgencia para poder presentarla en un importante festival internacional de cine para personas con discapacidad.

Juan, que vive en la casa de barro que construyó en su granja y practica la permacultura, trabaja con ellos desde el humor y la alegría, es su maestro y confidente. Los trata como adultos sin perder de vista que nunca dejarán de ser niños. Les exige concentración y rendimiento y les ofrece su contención y cariño. Los quiere y disfruta. Y, sobre todo, los respeta.

De todos modos, la crisis creativa aparece. Y también la competencia y los conflictos propios de todo grupo. Juan logra sortear los inconvenientes, generando espacios de charla e intimidad con los alumnos y sus padres.

Las improvisaciones, con sus marchas y contramarchas, evolucionan clase tras clase hasta convertirse en escenas y ser filmadas. Los alumnos con mayor potencial, en una lección de solidaridad e integración, ayudan de una manera entusiasta y natural a aquellos más limitados.

La filmación se desarrolla en la granja y los alumnos actúan sus escenas mientras cumplen con las tareas propias de la gente de campo. Juan, después de mucho trabajar, logra articular en su película una sucesión de escenas plenas de lógica, verdad y ternura donde los actores lucen toda su gracia y sensibilidad. El grupo logra cumplir con su objetivo: filmar una película íntegramente actuada por ellos y presentarla en el Festival en tiempo y forma.

El documental muestra como, desde el amor y la sensibilidad de las personas con síndrome de Down, surgen cosas sorprendentes. Y que en la calidad del vínculo que Juan establece con ellos, está el secreto de sus logros.

Dice Juan Laso de sus alumnos: “Son actores que abren su corazón y se trabaja desde un lugar de amor intenso. Es un deleite este trabajo y es contagioso. Luego de las clases y ensayos salgo un poco más enamorado de la vida.”